Camino Real a Colima Camino Real a Colima: 07/31/12 **

Para Mayor Informacion Videos

Viaja por Todo México

**

Social Icons

martes, 31 de julio de 2012

Nota Informativa del Camino Real a Colima


Nota Informativa del

 Camino Real a Colima

Hasta finales del siglo XIX, viajar por tierra en México era muy complicado e incómodo. Gracias a la Revolución Industrial surgió la máquina de vapor y se construyeron los primeros trenes que acortaron de manera considerable las distancias. Antes de la construcción de la línea de ferrocarril entre el puerto de Veracruz y la Ciudad de México se necesitaban siete días para recorrer este camino en caballo o en diligencia. Pero después, gracias al tren con sus rápidas locomotoras de vapor el viaje entre el puerto y la capital se redujo a dos días y era mucho más cómodo que en diligencia. El tren se paraba sólo una vez en Orizaba, donde los viajeros pasaban la noche en un hotel.

El siglo XIX y la primera mitad del siglo XX era la gran época de los ferrocarriles que se extendieron por gran parte del mundo. En México las líneas del tren pronto llegaron a Guadalajara, Chapala, Colima y Manzanillo, y acabaron con las pesadillas de los asaltos de bandoleros. La falta de seguridad en los caminos, nos describe Manuel Payno en su gran novela "Los bandidos de Río Frío". Estos brigantes atacaban las diligencias provenientes de Veracruz en los tupidos bosques de la sierra que separa Puebla del valle de México. También en la literatura de Jalisco se habla de asaltos a diligencias, en las cuales viaja gente rica. Mariano Azuela nos relata en su novela "Mala yerba" el caso de unos terratenientes quienes habían comprado su hacienda con el oro de unos ricos españoles a quienes robaron y mataron en su diligencia. 

Los documentos de la época, sobre todo los libros de viaje, nos describen de manera plástica el pésimo estado de los caminos en México. Acaba de publicarse en Morelia un libro del historiador Servando Ortoll con el título "Con novedades del camino real: Tres crónicas de extranjeros, 1869-1873". Este libro de casi doscientas páginas contiene las crónicas de "tres viajeros, uno norteamericano (el coronel Albert S. Evans)", como nos dice Servando Ortoll en el pórtico de su obra "y dos ingleses (la señorita Rose Kingsley y el comerciante John Lewis Geiger), que recorrieron el camino real, partiendo de Colima para llegar a Guadalajara, en 1869 -a dos años de haber abandonado las tropas francesas la República Mexicana- y 1873, un año después de la muerte de Benito Juárez". Ortoll es especialista en la historia regional de los siglos XIX y XX y conoce especialmente la historia de Colima y del sur de Jalisco. Siempre le han interesado los viajeros extranjeros y entre sus publicaciones llama la atención un libro publicado en Colima en 1996: "Noticias de un puerto viejo. Manzanillo y sus visitantes siglo XIX-XX". Esta obra tiene numerosos testimonios de viajeros franceses, alemanes, anglosajones, mexicanos y de otras nacionalidades que nos describen un puerto tropical exótico de gran belleza romántica que cedió su lugar a un puerto moderno y una zona hotelera llena de edificios altos. En el siglo XIX a nadie se le hubiera ocurrido pasar vacaciones en Manzanillo, Acapulco o cualquier otro lugar de la costa para tomar el sol y bañarse en el mar.

En el siglo XIX el turismo no existía en México. Los pocos viajeros que había en el país publicaban sus impresiones en crónicas de viajes que se dirigían a todas las personas quienes por falta de dinero y espíritu aventurero se quedaban en sus casas. El siglo XIX era la gran época de los libros de viaje. El barón Alejandro von Humboldt se gastó su gran fortuna familiar para financiar sus viajes a América y dejó una obra geográfica impresionante. Johanna Schopenhauer, la madre del famoso filósofo, se había ganado en Alemania una gran reputación como escritora de viajes. Hoy día su obra está olvidada, pero gracias a la labor de historiadores como Servando Ortoll se aprovechan estas crónicas de viaje de antes para escribir la historia, en este caso para ofrecernos un cuadro vivo de la historia de Colima y del sur de Jalisco a través de la traducción del inglés de los textos de A. Evans, Rose Kingsley y John Lewis Geiger.

Los caminos del siglo XIX no eran nada seguros y además en pésimo estado. De eso se quejaba Ignacio M. Altamirano, a quien cita Ortoll, pero igualmente Johann Wolfgang von Goethe. Viajar por un río como por ejemplo el Rin, era mucho más fácil y cómodo que avanzar por una carretera. Cuando Enrique González Martínez, el gran poeta modernista del porfiriato, se desplazó de Guadalajara a Sinaloa, tomó primero una diligencia a San Blas y de allí continuó un viaje en barco. Hoy día a nadie se le ocurriría viajar a Mazatlán por mar.

"Con novedades del camino real" es un libro que nos ofrece aspectos interesantes de la historia del norte de Colima y del sur de Jalisco. Pero también nos quiere recordar "que la historia compartida de esta gran región que abraza el norte de Colima y el sur de Jalisco, está todavía por escribirse". No olvidemos que allí nacieron muchos escritores, entre ellos Juan Rulfo y Juan José Arreola. "Pedro Páramo" y "La feria" son un homenaje a esta región que gracias a ellos se está conociendo en todo el mundo. Quiero también mencionar a José Lepe Preciado, un narrador nacido en el sur de Jalisco y fallecido en Colima y que no es conocido a nivel nacional. Sus novelas tienen muchos lectores en la región y una de ellas trata el tema de los arrieros de la zona. Los arrieros son personas mucho más modestas que los viajeros extranjeros, pero durante la primera mitad del siglo XX conocían a fondo los caminos entre Guadalajara y Colima. Hoy día ya no viajan en mulas, sino en camiones y la autopista actual es mucho más rápida y cómoda que el antiguo camino real, pero menos pintoresca y romántica.

Wolfgang Vogt
http://www.oem.com.mx/eloccidental/notas/n1467005.htm

"Camino Real a Colima"

Interpretada por Marichi Vargas de Tecalitlan
 

Sample text

Sample Text

Sample Text

 
Leonardo Lopez Paez